Cuando nos disponemos a comprar cualquier pieza o material de fontanería tenemos que tener en cuenta una unidad de medida a la que en otros ámbitos no estamos muy acostumbrados a recurrir. Nos referimos a la pulgada.
¿Qué es una pulgada?
Una pulgada equivale a 25’4 milímetros y se representa con dos comillas a la derecha del número (Ej: 2”). Se toma como estándar la medida inglesa, no obstante en fontanería un profesional puede estar refiriéndose, con una pulgada, a elementos de distinta medida.
La pulgada ha sido empleada tradicionalmente en fontanería, pero antiguamente se empleaba en muchos más contextos. De hecho el término pulgada proviene del dedo pulgar, que fue la primera forma de medirla. Se utilizaba la primera falange de este dedo y aunque este método normalmente funcionaba, se necesitaba una equivalencia más exacta. Sobretodo debido a las diferencias que puede haber entre los pulgares de la gente.
Había una pulgada española pero era más pequeña, así que se opto por tomar la inglesa como referencia. Con la llegada del sistema métrico internacional, que en España se implanta en el siglo XIX, se acaba este debate en muchos sectores, excepto en el de la fontanería. Por la equivalencia de muchos materiales, tuberías, roscas, etc. se sigue conservando. No obstante, lo normal es utilizar tablas de equivalencia para calcular el diámetro de los materiales.
La fontanería es en ocasiones un sector difícil de entender por el nivel de especificación que requieren sus profesionales. Estas medidas pueden ayudar a entenderse entre ellos pero sin embargo, despistar todavía más al que tiene un nivel de conocimientos inferior. Por eso la mejor ayuda cuando queremos tomar medidas para un proyecto será siempre la de un profesional.
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