Aunque no lo parezca, en las duchas también pueden surgir accidentes. Por esa misma razón tenemos que asegurarnos de que nuestras duchas son seguras.

El plato de la ducha es uno de los puntos claves de la seguridad de una ducha. Es muy fácil sufrir un resbalón o una caída en una ducha, y más aún si el material del que está hecho nuestro plato de ducha no nos agarra bien los pies. Los materiales del plato de ducha por los que podemos optar para asegurarnos que va a ser seguro son materiales antideslizantes como la piedra natural o la resina.

También se pueden colocar tarimas de madera en el suelo de la ducha para hacerla más segura y menos resbaladizas.

Por otro lado, los agarraderos son accesorios de duchas poco comunes pero tremendamente útiles. Es el producto por excelencia que garantiza la seguridad de la ducha. Todos los miembros de la familia pueden usarlo, sin embargo, las personas mayores o las personas que carecen de estabilidad necesitan sin lugar a duda un agarradero en sus duchas. Con este accesorio las personas pueden agarrarse y así evitar resbalones.

Hoy en día puede parecer evidente pero las duchas más seguras son las que están a ras del suelo ya que evitan tropiezos al entrar en ellas. Estos tipos de duchas son muy cómodas y facilitan el acceso a ellas. Es un aspecto fundamental también para personas que tengan alguna discapacidad que impida o reduzca su movilidad.