En invierno cualquier improvisto en nuestro hogar puede causarnos más molestias que el resto del año, especialmente en el tema de la fontanería o la calefacción. Nadie se imagina aguantar varios días sin agua caliente o sin calefacción en pleno mes de diciembre. Es por eso que conviene saber cómo afrontar estos problemas. Hoy te contamos cuáles son las reparaciones de fontanería que son más frecuentes con el frío.

Problemas con los radiadores y la calefacción

Este tema debería ser más bien propio del otoño, ya que conviene planificarlo antes de la llegada del frío auténtico. Sin embargo, hay muchas viviendas que dejan para el final este tema y no lo tocan hasta que llega una verdadera ola de frío que les obliga a tener la calefacción a pleno rendimiento. Su puesta a punto y su vaciado son cruciales para evitar averías innecesarias, y más vale tarde que nunca. Es conveniente contar con detentores en los radiadores para no tener que volver a llenar todo el circuito, ya que estos te permiten tratar cada radiador de forma independiente.

Goteras

Debido al mal tiempo y las frecuentes lluvias, las goteras y las humedades son una de las reparaciones más demandadas en este época del año. Conviene ser rápidos y avisar a un profesional en cuanto las detectemos, ya que si estas se agravan, pueden acabar afectando a otros elementos de nuestra casa como la pintura, o la estructura de la misma. Es frecuente también, que las humedades se den en aquellas viviendas que disponen de terrazas o áticos.

Congelación de tubería

Este es un riesgo que puede darse ante temperaturas frías muy extremas, pero no está de más saber cómo reaccionar ante ello. Además la congelación en muchas ocasiones supone la ruptura de la tubería, al aumentar el agua su volumen, o el desajuste de los empalmes y juntas que las unen entre ellas.

Para prevenir la congelación de las tuberías algo que podemos hacer es dejar goteando ligeramente los grifos, de modo que el agua fluya y le cueste más congelarse. También podemos revisar la instalación para aislarla adecuadamente con materiales específicos que existen para ello o cortar el agua en el caso de que no vayamos a utilizarla (como puede ser el caso de una segunda residencia).

Si la tubería ya se encuentra congelada, y antes de que se haya reventado, algo que podemos hacer es abrir un grifo cerca de la zona congelada. También aplicar calor con un secador de pelo u otros métodos caseros.