Con la llegada del otoño y del frío, es habitual que los sistemas de calefacción trabajen a pleno rendimiento, pero no siempre de forma eficiente. Muchos hogares cometen errores al usarlos que, además de aumentar el consumo energético, pueden acortar la vida útil del sistema. Saber identificarlos a tiempo no solo mejora el confort, sino que también evita reparar costosas averías.
Uno de los errores más frecuentes es encender y apagar constantemente la calefacción. Aunque parezca una forma de ahorrar, lo cierto es que el sistema consume más energía al volver a calentar el ambiente desde cero. Lo ideal es mantener una temperatura estable y moderada, entre 19 °C y 21 °C. Otro fallo común es subir la temperatura al máximo para calentar antes: esto no acelera el proceso, solo incrementa el gasto. Además, cubrir los radiadores con muebles o cortinas impide que el calor se distribuya correctamente, reduciendo la eficiencia.
En cuanto al mantenimiento, no purgar los radiadores es un descuido habitual. Si se escucha un burbujeo o hay zonas frías, significa que hay aire en el sistema y el agua caliente no circula bien. También conviene revisar la presión de la caldera, que debe mantenerse dentro del rango recomendado (normalmente entre 1-1,5 bares). Si es demasiado baja o alta, puede deberse a una fuga o a un fallo en la bomba.
Los ruidos y olores extraños son otro indicio de que algo no va bien. Golpes o silbidos pueden señalar la presencia de aire o suciedad en el sistema, mientras que un olor a gas requiere una actuación inmediata y la llamada al servicio técnico. En los sistemas con conductos, un filtro de aire sucio u obstruido también puede causar un sobreesfuerzo del equipo y un aumento en el consumo energético.
Finalmente, el error más costoso es no realizar un mantenimiento anual profesional. Revisar la caldera, limpiar los radiadores y comprobar el termostato son acciones básicas que garantizan un funcionamiento eficiente y seguro. Tanto si se trata de una caldera individual como de un sistema centralizado, una buena revisión a tiempo puede marcar la diferencia entre un invierno confortable y uno lleno de averías.






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