Cuando se realiza una reforma en casa, ya sea en la cocina, el baño o incluso en toda la vivienda, la fontanería es uno de los aspectos más importantes a considerar. Aunque muchas veces no se ve, el sistema de tuberías es el que permite que todo funcione correctamente: agua corriente, desagües, calefacción…Por eso, antes de empezar cualquier obra, conviene tener claras algunas cuestiones clave.
1. Evalúa el estado actual de la instalación
Antes de tocar nada, es fundamental saber cómo está la fontanería existente:
– Antigüedad de las tuberías: si tienen más de 20-30 años, probablemente sean de materiales antiguos como plomo, que conviene sustituir.
– Presión del agua: una presión demasiado baja o alta puede indicar problemas ocultos.
– Fugas o humedades: revisa techos, paredes y suelos. Las manchas o el moho pueden ser señales de fugas.
Si no estás seguro, llama a un fontanero para que haga una inspección. De esta forma, te evitarás sorpresas desagradables.
2. Define bien tus necesidades
Antes de comenzar una reforma, es esencial definir con claridad cuáles son tus necesidades en cuanto a la fontanería. No todas las obras requieren los mismos cambios, por lo que conviene pensar bien qué uso vas a dar al espacio. Por ejemplo, si vas a redistribuir el baño o la cocina, será necesario modificar el recorrido de las tuberías y adaptar los puntos de agua. También debes considerar si vas a añadir nuevos elementos como una lavadora, lavavajillas, ducha adicional o incluso sistemas más modernos como grifos termostáticos o inodoros suspendidos. Tener una idea precisa de lo que quieres te permitirá planificar mejor la instalación, optimizar recursos y evitar cambios de última hora que puedan encarecer la obra o generar complicaciones técnicas. Una buena planificación desde el principio es clave para que la reforma sea funcional, eficiente y duradera.
3. Elige materiales adecuados
A la hora de realizar una reforma que implique cambios de la fontanería, es muy importante elegir los materiales adecuados para garantizar una instalación segura, duradera y eficiente. Hoy en día existen varias opciones para las tuberías, como el PEX (polietileno reticulado), el cobre o el PVC, cada uno con sus ventajas y limitaciones. Por ejemplo, el PEX es flexible y fácil de instalar, mientras que el cobre es muy resistente pero más costoso. El PVC, por su parte, es económico y se usa sobre todo en desagües, aunque no soporta altas temperaturas. Además de las tuberías, también hay que prestar atención a la calidad de los accesorios como grifos, válvulas y sifones. Elegir productos de buena calidad puede evitar problemas futuros como fugas, obstrucciones o averías. Aunque pueda parecer tentador ahorrar en materiales, en fontanería lo más recomendable es invertir en componentes fiables que aseguren un funcionamiento correcto a largo plazo.
4. Confía en profesionales cualificados
Aunque algunas tareas pueden parecer sencillas, lo cierto es que una instalación mal hecha puede provocar inundaciones, humedades, malos olores o incluso daños estructurales en la vivienda. Por eso, es recomendable buscar fontaneros con experiencia, que cuenten con buenas referencias y que trabajen conforme a la normativa vigente. Además, es importante solicitar presupuestos detallados para saber exactamente qué se va a hacer y cuánto costará, evitando sorpresas desagradables.
La fontanería es una parte esencial de cualquier reforma. Planificar bien, elegir materiales adecuados y contar con profesionales te ayudará a evitar problemas y disfrutar de una instalación segura y duradera. Aunque no se vea, lo que hay detrás de las paredes es tan importante como lo que se ve por fuera.
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